sábado, 2 de enero de 2010

Desde el riesgo socio-ecológico: el impacto de la nanotecnología

Para este artículo nos hemos basado principalmente en información extraída de los siguientes documentos científicos citados en el documento de ocutbre de 2009: revisión bibliográfica, además de otros artículos y noticias en la red:
"Aspectos bioéticos del desarrollo nanotecnológico" de Divina Gómez (Julio 2007)
"Sociología política de la nanotecnología en el hemisferio occidental: el caso de Estados Unidos, México, Brasil y Argentina" de Gian Carlo Delgado

La nanotecnología, que manipula la materia a la escala de una mil millonésima parte de una unidad, se perfila como una de las principales propuestas del avance científico-tecnológico del siglo XXI. Con todo y sus altos grados de incertidumbre, el avance de la nanotecnología ha sido notorio. Además, “las aplicaciones nanotecnológicas pueden, por tanto, ser tan distintas y con grados de complejidad tan amplios que los especialistas prefieren hablar de "nanotecnologías" para apreciar con mayor precisión tal diversidad de usos”
Este fenómeno tecnológico implica a tres macro-actores principales, como son: el estado nación, las unidades económicas privadas y el sistema científico-tecnológico.

Pero según divina Gómez, se alude a la nanotecnología porque impacta en prácticamente todos los sectores tecnológicos, pues incide en diversas áreas científicas, y además afirma que cuantiosos fondos se dedican a este nicho de mercado de innovación científica, en el cual se invirtieron 8600 millones de dólares en 2004 alrededor del mundo, cuyas regiones principales de recepción fueron por orden decreciente: Japón, EEUU y Europa. Los campos que abarca esta nanoindustria son militares (principalmente en EEUU), y de aeronáutica y espacial, aunque también conforma un campo en la industria farmacéutica, pero en menor medida que los anteriores.
Según los artículos en científicos y críticos en los que me baso, parece que la cuestión nanotecnológica es un asunto económico y geo-político, que transita en la dirección de la carrera nanotecnológica, (del mismo modo que la carrera armamentística). En EEUU se toma como pretexto el avance en esta nueva ciencia para garantía de la seguridad nacional (como se afirmó en la Cámara de Representantes de EUA) que se hizo carne en lo legislativo y aprobado después en lo ejecutivo. En América Latina los tres países que desarrollan nanotecnología (Brasil, México y Argentina) están subsumidos en la dinámica de la “nanored” estadounidense, pues sus grupos oligárquicos latinoamericanos no buscan salir de la dependencia económico-política y tan característica de los países de la periferia.
Pero, además no sólo están implicados las élites políticas y sus sistemas científico-tecnológico (universidad, investigación, etc) sino que corporaciones privadas también realizan sus inversiones: como IBM, Intel o Motorola. El peso de las inversiones privadas es mayor (como es presumible) en EEUU y Japón, mientras que en Europa el mayor peso son las inversiones con fondos públicos que se expande en la investigación universitaria.

Pero… ¿es justo destinar todo este dinero a una ciencia tan incierta, pero tan real en sus aplicaciones?

Porque… por ahora no hemos hablado de sus beneficios y de sus riesgos o peligros, ni por supuesto sus aplicaciones, pero no lo hemos hecho aquí ni se experimenta en ningún debate “público” (que entiendo que es algo más que un artículo o foro en Internet o un debate de la tele), aunque si se escuchan voces de: ¡detenerse! ¿A dónde vais con esa ciencia?, que son voces de aquellos colectivos, coaliciones internacionales, científicos del mundo profano que con sus estudios denuncian el riesgo y alertan de sus peligros (como puede ser el peligro de unas insuficientes investigaciones para la ejecución de planes que comprenden un impacto en el medio ambiente y en el cuerpo humano), y que por supuesto parecen estar en el margen de aquel sistema que se rige por beneficios económicos a corto plazo, y que no pueden detenerse en minucias como esas.

Después de todo esto me surgen algunas preguntas:
• ¿La asistencia sanitaria pública puede afrontar un gasto así?
• ¿Se utilizará por un bien público para mejorar la asistencia sanitaria en un contexto de crisis y recorte de fondos públicos?
• ¿Está tecnología es medio-ambientalmente sostenible? ¿En cuanto a extracción, manipulación, producción, distribución, consumo, y expulsión en forma de residuos?
• ¿Los nanomateriales y sus consecuentes nanopartículas tienen efectos tóxicos?
• ¿De que modo afectarán esas propiedades químicas a nuestros cuerpos, a los animales, a las plantas?
• ¿Se acumularán en el cuerpo, se expulsaran, interactuarán unas con otras en una suerte de sinergia tóxica? ?Estas nanopartículas son mecanismos o activadores de mecanismos de tumorigénesis, mutagénesis o cancerogénesis?
• ¿Volvemos de nuevo a las enfermedades profesionales por exposición laboral? (como el cáncer de escroto y el oficio de deshollinador, o el cáncer de piel y la exposición al alquitrán de carbón)
La cuestión es que la nanotecnología ya existe, y no hay solución a la ecuación de riesgos-beneficios, porque nuestra sociedad es incapaz de valorarla.
¿Se pueden cuantificar los riesgos estimando sus efectos a largo plazo? Este sistema social y sus subsistemas parecen ser incapaces de discrepar si tales innovaciones científico-tecnológicas son necesarias objetivamente por la sociedad, o es sólo un pretexto más para la acumulación de dinero, fama y poder.

Pues aquí se sugiere que no son capaces de dar respuesta fiable y efectiva de si en la aplicación de esta innovación se contemplan riesgos y de qué tipo son, y si es realmente necesario exponerse a ellos.
Existe una especie de anemia cognoscitiva, un déficit de conocimiento del entorno, por eso entiendo que la sociedad de la incertidumbre está ya aquí, no es la sociedad reflexiva universal, (aunque si demostramos tener a veces un cierto criterio reflexivo), pero
¿qué dice la toxicología de todo esto?,
y ¿qué decimos las personas a las que al fin somos las que nos vemos expuestas?
¿qué podemos decir, a quién dirigirnos?, ?estamos ausentes de poder en la toma de decisión de la introducción de tales innovaciones en nuestras sociedades?
¿Tenemos un derecho garantizado a la información sobre lo que ocurre y cómo ocurre?

PD: Si alguién tiene interés en ver la bibliografía sobre los efectos e impacto de la nanotecnolgía, buscarla en revisión bibliográfica, pues el sistema del blog no me deja colocar las direcciones. Si queréis comentarme algo también , no he sido muy científica, pero ya os digo que los artículo en los que me he basado sí lo son, por si queréis echar un vistazo.

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